(5/52) Anarquía y Órden, Herbert Read

Ya no son tiempos de izquierdas o derechas. Ambas han probado ser inútiles para progresar, ambas han probado estar más preocupadas por ejerecer el poder que por hacer florecer a las personas. Mr. Herbert Read desde una perspectiva muy interesante, propone el Anarquismo como corriente ideal para el desarrollo personal y grupal. A través de un sindicalismo liberal, de la falta de gobiernos centrales y de ciudades casi medievales propugna por un anarcosindicalismo que desde una perspectiva demasiado optimista cree que podríamos ponernos de acuerdo para encumbrar al vecino junto con nosotros mismos sin la necesidad de un orden central. 




Demasiado optimismo, les digo, pero la crítica a los sistemas que imperaron desde el siglo XX y que han formado la conciencia que tenemos de nuestro ser político, las referencias a un liberalismo personal (muy diferente al neoliberalismo que nos volvió a partir la jeta a finales del siglo) como medio de desarrollo, valen la pena. 


Sobre religión...
No puedo concebir la religión como otra cosa que la expresión de las emociones individuales. Echo la mirada en torno y veo que hay quienes “profesan” la religión y otros no. Me examino a mí mismo y hallo que no siento esa necesidad religiosa. Recuerdo haber experimentado ese sentimiento en mi juventud, pero pasó dejándome más sereno y más feliz.  Mi única conclusión es la de que este sentimiento es el producto de ciertas tensiones emocionales del individuo; y estoy enteramente dispuesto a admitir que a quienes las sienten les asiste el derecho de tener las compensaciones emotivas o imaginativas que necesitan. Pero es excesiva fantasía admitir que tengan algún derecho a imponer su particular compensación a quienes no la necesitan. 
 Sobre educación...
Las primeras instituciones esenciales deben ser las educativas. Por “instituciones educativas” no entiendo necesariamente 'las escuelas', y por cierto de ninguna manera los mataderos de la sensibilidad que toman ese nombre hoy día. La meta de la educación debería alcanzar la mayor lucidez, pureza y sencillez. Tal cosa es mis probable que pueda lograrse en el taller y el campo de juegos que en la academia y la escuela de humanidades; en el contexto del trabajo, en el contexto del juego, del trabajo-juego.
Sobre "igualdad"...
Doquiera (en la naturaleza) encontramos lo que Bergson llama “Ia irremediable diferencia de ritmo”. Este hecho biológico tiene sus implicaciones sociales o políticas. Las desigualdades ccnathrales; son parte del esquema vital. ¿En qué grado deberán reflejarse en las instituciones humanas?
He sostenido en otro lugar que la igualdad es una múlica nunca ha existido en Ia realidad, y es difícil concebir como en la práctica pueda conciliarse con Ias diferentes dotes de destreza, fuerza, salud y temperamento. Estas diferentes dotes conducen a diferenciaciones funcionales en la economía de Ia sociedad conducen a ellas por libre elección tanto como por necesidad  económica. 
Citando a Niestzche sobre el altruísmo...
En una sociedad donde la preservación de la comunidad sea la primera consideración, el amor al prójimo, como Nietzsche lo señaló, es cuestión secundaria. “Así por ejemplo, en los mejores tempos de Roma, un acto de piedad no se consideraba bueno ni malo, moral ni amoral; si acaso era encomiado, se mezclaba con Ia alabanza cierto menosprecio; y en el mejor caso se le comparaba al instante con otro que favoreciera al bienestar de la comunidad, a la respublica”. (Más allá del bien; del mal. 201).
Creo que es el primer libro enteramente filosófico que leo. No está fácil hallar los momentos de concentración para leerlo, pero si logra uno superara la re-lectura necesaria de algunos párrafos es una lectura muy disfrutable.

5 estrellas para Herbert Read.

(Imágen de Rollie McKenna vía npg.org.uk)

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