Instargram vs. Twitter
La sutil diferencia entre instagram y twitter (que son dos)
¿Por qué es tan "tóxico" el twitter?
(odio el palabrejo, pero desgraciadamente tiene todo el sentido semántico y temporal que necesito para esta frase, carajo)
Por el tiempo. Sólo por eso. Instagram es atemporal, lo que se ponga allí en el 90% de los casos pudo haberse puesto allí ayer o mañana, o el año pasado sin mayor problema. Lo atemporal es, además, irrebatible. Por ello es muy común situar la ciencia ficción y las distopías en épocas muy futuras o muy pasadas (mención honorífica a Lucas que colocó su fantasía en ambos extremos temporales al mismo tiempo): Nadie se puede enojar con lo irremediable, lo irrebatible, lo atemporal.
Nadie se enoja con las nalgas del Janet García no por que estén exentas de polémica, sino porque son atemporales (hasta cierta escala, pues; en otro siglo la hubieran quemado con todo y lycras).
Nadie se enoja con los atardeceres perfectos. La basurita que hace de arte ready made o la crema de calabaza hecha en casa (#tusabesquieneres) carecen de la pólvora o la mecha que enciendan pasiones.
Twitter es inmediato como la tripa. Twitter está hecho de cerebros de lagartija.
No se requiere de mucho para activar la reacción en cadena del cardumen, especialmente en presencia de un depredador. Excepto por el hecho de que además de evitar al depredador hay que agregar el comportamiento de contraataque. Pirañas, pues.
Va la segunda hipotesis, que es más bien neurológica.
La escatología entra más fácil por el texto que por la visión. Lo desagradable, lo peligroso, lo podrido se rechaza muy fácil por la visión y en un mundo eminentemente visual evitaremos siempre lo malo; ni siquiera entrará al timeline. El twitter, por ser eminentemente textual permite dejar pasar lo escatológico del primer filtro (si bien cada día lo es menos, su evolución canibalesca ya está demasiado avanzada para cambiar, también). Y ya que entró nos enteramos que dejamos pasar la podredumbre, buscamos la manera de vomitarlo... De preferencia sobre aquel que nos ha dañado.
Pero le voy más a la primera.
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Yo miento, tú mientes, él miente...