(4/52) La Revolución de la Esperanza
Por si no habían visto esos numeritos:
* Los post con esas crípticas cifras antecediendo el título se refieren a posts de reseñas de los 52 libros que se supone que iba a leer este año. Ya se habán dado cuenta que si hubiera prometido 12 libros iría atrasado, así que no se burlen muy gacho, por favor.
* Hasta que me puse a buscar la imágen para este post me dí cuenta que Fox se voló el título del libro para su pseudo memorias presidenciales... Ya ni chinga, otra rayita al tigre, con lo bien que me caía hace 8 años el guey.
¡Ále!, con el post.
Lo que importa hoy en día no es la diferencia entre los que creen y los que no, sino la diferencia entre los que tienen interés y los que no. Esta nueva actitud ante la vida se puede expresarde una manera más específca mediante los principios siguientes. El desarrollo del hombre exige que utilice su poder de trascender la prisión estrecha de su yo, de su avidez y su egoísmo. de su separación intrínseca respecto de su prójimo y, por ende, de su soledad básica. Esta trascendencia es la condición para estar abierto y relacionado con el mundo, para ser vulnerable y, sin embargo, tener la experiencia de la identidad y de la integridad: es la condición para que el hombre pueda gozar de todo lo vivo, derramar sus facukltades en el mundo que lo rodea, INTERESARSE. En suma, ser en vez de tener y de usar es consecuencia de sojuzgar la avidez y la egomanía.
Me encató leer La Revolución de la Esperanza, Hacia una Tecnología Humanizada de Erich Fromm (FCE, 1970). Yó como blogstar egolatra que soy, me busuqué en el texto y, para variar, me encontré.
El librito (160 páginas, sin monitos) lo escribió Fromm como basamento filosófico para la camapaña de McCarhty en contra de Nixon en pleno verano del amor. El libro, con lo lejano que pueda parecer, es totalmente actual, dedicado a desarticular una sociedad completamente mecanizada, dedicada a la máxima produción y al máximo consumo materiales y dirigida por máquinas computadoras, una sociedad definida por seres pasivos, apagados, individualistas, avidos de ser en lugar de tener, y capaces de ser sólo en la medida de definir su territorio como privado que constituyen un rebaño de miembros bien ajustados que jamás experimentan desespernaza porque nadie parece experimentarla.
Hoy existe una desepernaza generalizada en cuanto a que podamos cambiar el curso tomado por la humanidad. Esta desesperanza es principalmente de índole inconsciente, aunque conscientemente la gente se muestre optimista y espere ver nuevos progresos.
Me encontré, decía. Me encontré con paralelismos a mis escritos estos de Heredad I y II, y me encantó que despues de 160 páginas sale Mr. Fromm con lo mismo que dije yo y que provocó la hilaridad de Lilián (y de todos sus prostitutos)... ¿Podrá todo esto llevarse a cabo sin que tenga que triunfar una revolución violenta?
También dice Erich Fromm (copíandome de fea manera):
Históricamente, todos los movimientos importantes se han originado en pequeños grupos. Lo mismo da que pensemos en los primeros cristianos, en los primeros cuáqueros o en los masones. A loque me refiero es al hecho de que los grupos que encarbnan una idea en su pureza y sin compromisos son la simiente de la historia.
Si pueden léanlo. Si no (no está en el catálgo del FCE), se los presto ahora que lo temine de leer Victor, o lean otros título similares. Muy recomendables si quieren cambiar su vida.
Libruchos de superación personal: ¡Se la comen!
Gracias por la recomendación, anotada en la lista de pendientes :D
ResponderBorrarBesos